Thursday, August 05, 2010

Versus Alto Las Condes

10 centímetros y casi lo choco. Retrocedo el auto y me bajo. Nadie se dio cuenta. Hago tronar los dedos y la puerta mágica se abre. Música ambiental me invita a sonreír y lo logra.
Entre las mesas diviso apellidos-Cruchaga, Subercaseux, Larraín y esta chica, cómo es que se llama; Vial parece. Tienda por tienda observo lo que hay.
Polo. El color salmón me viene y luzco delgada. Cartera. Billetera. Cheque. Listo.
Librería Nacional. Pinceles gruesos para terminar mi obra. Cartera. Billetera. Cheque. Listo.
La luz se cuela por el techo y se refleja en el piso recién encerado. Me veo estupenda.
Me siento y el capuccino está perfecto. Reconozco en una jovencita el uniforme de mi primogénita; se parece incluso a ella pero mi ñiña es más flaquita (calla mujer). Tantas chicas, mononitas, con sus pinches color pastel y una perfecta partidura al lado. No coman tanto McDonald`s; por lo mínimo mil calorías.
Termino el capuccino; que lata, no tengo sencillo. Para la próxima será la propina.
Bajo por la escalera y un grupo rodea a este hombre enfundado en un albo traje. Anotan recetas que le dictarán luego a sus marías. Paris, que lindo el abrigo. Cartera. Billetera. Cheque. Listo. Avanzo por el pasillo, enciendo mi kent, las bolsas no me caben en las manos. Botas negras, yo quiero unas así, no se le ven bien a ella, piernas muy gruesas, linda cara eso sí, novedoso corte.
¿Quiere ayudar a la Fundación....?bla,bla,bla. Dos mil. La dejo sonriendo. Una carita adherida a mi pecho.
Ascensor. Piso uno. Salgo. Llaves del auto, pipi, alarma. Las bolsas en el copiloto. Me doy vuelta y me espanto. Neumático pinchado.
-Aló, gordo, se me pinchó un neumático. Llame a alguien para que venga a ayudarme.

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